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Abordaje integral en una granja desde una perspectiva One Health

Reducción del uso de antibióticos y óxido de zinc desde un punto de vista práctico
Reducción del uso de antibióticos y óxido de zinc desde un punto de vista práctico
9 junio, 2022
Reducción del uso de antibióticos y óxido de zinc desde un punto de vista práctico
Reducción del uso de antibióticos y óxido de zinc desde un punto de vista práctico
9 junio, 2022
 

Patricia Prieto1, Susana Mesonero-Escuredo2 y Laura Garza3

1Servicio técnico Veterinario, Inga Food (p.prieto@nutreco.com)
2One Health Project Manager, Ceva Salud Animal
3Servicio técnico, Ceva Salud Animal

Imágenes cedidas por las autoras




Resumen

El concepto “One Health” o “Una sola salud” resume un enfoque en el cual la salud humana, sanidad animal y el medio ambiente están intrínsecamente conectados y son interdependientes. Dentro de esta perspectiva global, el papel del veterinario es clave, ya que tiene como principales objetivos el control de las distintas enfermedades zoonóticas, la garantía de la seguridad alimentaria y la lucha frente a las resistencias antimicrobianas. Para ello, realizar un abordaje integral en el control de las enfermedades infecciosas mediante una buena cría de animales, una bioseguridad efectiva y una adecuada prevención mediante la vacunación es esencial para alcanzar el objetivo de un programa One Health.

Palabras clave: Una sola salud, manejo, bioseguridad, prevención, vacunación

Abstract

Integrated farm approach from a One Health perspective

The concept “One Health” summarizes an approach in which human health, animal health and the environment are intrinsically connected and interdependent. In this global perspective, veterinarians play an important role for controlling different zoonotic diseases, food safety and antimicrobial resistance. Therefore, an integral approach for controlling infectious diseases based on good animal practices and management, an effective biosecurity and an adequate prevention by vaccination is a key point to achieve the objective of the One Health program.

Keywords: One Health, animal management, biosecurity, prevention, vaccination
 

One Health: concepto e importancia

El concepto One Health (Un mundo, Una salud) es un enfoque que reconoce que la salud de las personas está estrechamente relacionada con la salud de los animales y el entorno en el cual coexisten, implicando un compromiso de comunicación y colaboración interdisciplinar para mejorar la salud de las personas, animales y medio ambiente (figura 1). De este modo, el diseño y aplicación de programas, políticas y leyes; así como la realización de investigaciones que impliquen la colaboración y comunicación entre las múltiples disciplinas (veterinarios, médicos, investigadores, farmacólogos, biólogos, etc.) aceleraría los avances biomédicos, ampliando los conocimientos científicos y mejorando a su vez la salud pública. Hoy en día la población es consciente del vínculo que existe entre el cuidado de la sanidad animal y el mantenimiento de la salud pública. Por ello, en el ámbito de la veterinaria y en la producción porcina cobra mayor importancia este concepto. De este modo, este enfoque persigue distintos objetivos que se describen a continuación.

 


Control de zoonosis

Una zoonosis se define como una enfermedad o infección trasmisible de manera natural entre los animales y seres humanos, ya sea de forma directa o indirectamente. La relación entre los seres humanos y los animales es muy estrecha y, en los últimos años, se ha asistido a un incremento del número de casos de zoonosis debido a múltiples factores. En este sentido, los programas One Health suponen un método de prevención de enfermedades zoonóticas a través del ganado, ya que engloban directrices seguras y de buenas prácticas de manejo para reducir la posibilidad de transmisión de estos agentes. Concretamente, como parte del enfoque “Una salud”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) colabora con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) en el Sistema mundial de alerta anticipada ante las principales enfermedades de los animales (GLEWS). Este sistema conjunto se basa en el valor añadido de combinar y coordinar los mecanismos de alerta de los tres organismos para ayudar en la alerta temprana, la prevención y el control de las amenazas de enfermedades animales, incluidas las zoonosis, mediante el intercambio de datos y la evaluación de riesgos.


Seguridad alimentaria

El acceso a alimentos inocuos y nutritivos en cantidad suficiente es fundamental para mantener la vida y fomentar la buena salud. Por ello, garantizar la inocuidad de los alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria desde la producción hasta el consumo es clave. Para ello, los programas One Health:

  • Estudian los puntos críticos donde se puede mejorar y reducir incidencias.
  • Incentivan las buenas prácticas de manejo para promover la seguridad alimentaria.
  • Fomentan la colaboración y comunicación de alertas entre los distintos organismos para minimizar los riesgos.


Lucha frente la resistencia a los antimicrobianos

Este objetivo está muy relacionado con el uso prudente y responsable de los antibióticos, ya que el uso adecuado de los mismos, tanto en humanos como en animales, previene la aparición de resistencias bacterianas. En el 2014, el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN) fue aprobado en España por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de la Salud y por la Conferencia Intersectorial de Agricultura como respuesta a la Unión Europea (UE) que había solicitado a los Estados miembros un Plan de Acción sobre Resistencias Antimicrobianas, así como el abordaje conjunto de este problema. El PRAN estableció una categorización de los antibióticos y un control de su uso en las granjas. En la tabla 1 se presentan las distintas categorías:

  • Uso prudente (categoría D).
  • Uso cauteloso (categoría C).
  • Uso restringido (categoría B).
  • Uso prohibido (categoría A).

Los antibióticos de primera elección serán los de categoría D, seguido de la categoría C y por último la B.

 

El apoyo del PRAN y la respuesta voluntaria del sector han contribuido a la reducción significativa del consumo total de antibióticos en porcino. Para continuar trabajando en esta línea, debemos buscar alternativas al uso de antibióticos. Los antibióticos utilizados para enfermedades críticas humanas y para los que no existen alternativas o muy pocas, solo se emplearán en granja cuando otras terapias sean inapropiadas o no estén disponibles. En concreto, para la FAO, la prevención de enfermedades infecciosas sin antibióticos implica un conjunto completo de medidas. Estas pueden clasificarse en tres categorías principales:

  • Buena cría de animales.
  • Bioseguridad efectiva.
  • Vacunación (prevención).


Buena cría de animales

Uno de los manejos más importantes de la producción porcina es el manejo del lechón durante las primeras horas y días de vida. En concreto, la correcta inmunización de los lechones al nacer a través del calostro es un punto crítico para su supervivencia. A diferencia de otras especies, los anticuerpos de la cerda no son transferidos a los lechones antes de nacer a través de la placenta, sino que estos anticuerpos son adquiridos por los lechones recién nacidos a través de la ingestión de calostro, adquiriendo así su inmunidad pasiva.

Además de esta protección pasiva frente a agentes patógenos, el calostro proporciona la energía necesaria para la termorregulación, el crecimiento corporal y factores de crecimiento que estimulan el crecimiento y la maduración intestinal. Es importante comentar que para la supervivencia del lechón es necesario que este tome calostro tan pronto como sea posible una vez que haya nacido, ya que la capacidad para absorber anticuerpos está limitada por el tiempo. En este sentido, un estudio realizado por Quesnel et al. (2012) indicó que la necesidad de ingesta mínima de calostro durante las primeras 24 horas para que se minimizase la mortalidad predestete de forma significativa era de 200 gramos. Por todo ello, la monitorización de la toma de calostro es fundamental para la optimización de estrategias de manejo en maternidad y para asegurar una buena inmunidad en los lechones.

Recientemente, se ha desarrollado una técnica llamada inmunocrito. Es sencilla y económica, y permite medir la cantidad de proteína del suero haciéndola primero precipitar químicamente con sulfato de amonio para luego calcular la proporción del precipitado. Hay una excelente correlación entre el inmunocrito y los niveles séricos de IgG en los lechones a las 24 h posparto en estudios que se han llevado a cabo.

Otro de los factores a abordar para una adecuada cría de los animales son las condiciones ambientales, ya que tienen un impacto significativo en la salud, el bienestar y la productividad de los animales. Cada granja y sus instalaciones son únicas y dependen del sistema de producción del que se trate. Por ello, la gestión ambiental adecuada en una granja, de forma individualizada, es imprescindible para maximizar la eficiencia de producción.

 

Concretamente, factores ambientales como la temperatura, la ventilación y la densidad de los animales, entre otros, son puntos clave para minimizar el estrés térmico, facilitar la ingesta voluntaria de pienso/agua, reducir el riesgo de aparición de determinadas patologías, y, en definitiva, para garantizar el bienestar animal y optimizar la productividad. Respecto a la temperatura óptima para el cerdo, así como los límites críticos de esta, cabe comentar que dependen del consumo de pienso y tamaño del animal. Por ello, se han sugerido unos valores de temperatura óptima ambiental (±1-2 °C) para mantener la temperatura corporal teniendo en cuenta dichos factores (tabla 2). Respecto a la densidad o superficie necesaria por cerdo, distintos estudios previos han correlacionado la falta de espacio y/o la mezcla de animales con una menor ganancia media en la fase de cebo.

Finalmente, a la hora de planificar el trabajo en granja, no cabe duda de la necesidad de la implicación del personal, ya que son los encargados de mantener la bioseguridad, especialmente la interna, en la granja y minimizar la diseminación y transmisión de los patógenos. Por ello, se debe establecer un protocolo de trabajo y la correspondiente distribución de tareas y movimientos dentro de la granja. Además, para crecer y mejorar la situación y productividad de la granja, es importante diseñar programas de formación específicos. De esta forma, los trabajadores podrán desempeñar adecuadamente sus tareas y en todo momento se especificará quién, cuándo, cómo y dónde se ha de realizar una tarea determinada.

 

Bioseguridad

El origen del concepto bioseguridad en la producción porcina comienza a partir de la década de 1960, cuando esta pasó progresivamente de un sistema de pequeñas granjas familiares a una industria a gran escala. Esta evolución hizo evidente que la gestión de la salud y la enfermedad debía tener una nueva orientación (Alexander, 1986). En la década de 1980, conceptos como “enfermedad mínima” o “granjas libres de patógenos específicos” comenzaron a ser comunes y dieron lugar al concepto moderno de bioseguridad.

La bioseguridad es un pilar básico para la prevención de enfermedades infecciosas y se puede definir como la aplicación de medidas destinadas a reducir la probabilidad de introducción y propagación de patógenos. Su implementación a lo largo de la cadena de producción minimiza el riesgo de introducción de nuevos patógenos en las granjas, así como su propagación dentro de las mismas.

El objetivo principal de la bioseguridad es mantener la presión de infección en la gran- ja lo más baja posible. Debido a esto último, el sistema inmunitario de un determinado animal estará menos estresado, lo que se traducirá en un menor riesgo de padecer un brote de enfermedad y, en consecuencia, en una mejor salud y bienestar animal. También es importante para la productividad económica de la granja, la seguridad alimentaria y la salud pública cuando se trata de patógenos con potencial zoonótico. La bioseguridad ha demostrado una correlación positiva con los resultados de producción, como, por ejemplo, la ganancia media diaria, y la rentabilidad de la granja. Además, la bioseguridad interna se ha clasificado como la mejor alternativa frente al uso de antimicrobianos en un estudio realizado por Postman et al., 2015 donde se pidió a expertos en salud animal que hicieran un ranking de las distintas alternativas por orden de importancia evaluando su efectividad, facilidad de aplicación y retorno de la inversión. En este mismo estudio, la bio- seguridad externa se clasificó en la segunda posición en función de su efectividad. Todo esto sugiere que la bioseguridad en global es percibida como una de las medidas alternativas más prometedoras en cuanto al uso de antimicrobianos en la producción porcina. Diversos estudios han demostrado esta relación, por ejemplo, Collineau et al., 2017 estudiaron el perfil de las granjas TOP. En este estudio se observó una positiva asociación entre el nivel de bioseguridad interna, con un mayor control de las enfermedades infecciosas y un menor uso de antibióticos. Además, la disminución del uso de antibióticos en la producción animal favorecerá la reducción de las resistencias a los antibióticos, lo que es rentable tanto para la salud animal como para la salud humana.

Cuando aplicamos medidas dirigidas a evitar que los patógenos entren o salgan de la granja se utiliza el término bioseguridad externa y cuando las medidas aplicadas van dirigidas a reducir la propagación de patógenos una vez que ya están presentes en la granja, se utiliza el término bioseguridad interna. Al aplicar estas medidas de bioseguridad y realizar un manejo eficiente, los animales en la granja están protegidos contra enfermedades tanto endémicas como epidémicas.


Bioseguridad externa

La bioseguridad externa se enfoca en los puntos de contacto de la granja con “peligros provenientes del mundo exterior”. Esto implica que muchas de las medidas encaminadas a la bioseguridad exterior sean barreras físicas o normas que prohíban la introducción de determinados animales, personas o vehículos. En la bioseguridad externa se va a valorar la compra de reproductores, lechones y semen, transporte de animales, retirada de cadáveres y estiércol, suministro de alimentos, agua y equipos, los visitantes y trabajadores de la granja, el control de roedores y aves, y la ubicación de la granja entre otros.


Bioseguridad interna

Como se mencionó anteriormente, la bioseguridad interna tiene como objetivo reducir la probabilidad de propagación de patógenos una vez que la granja ha sido infectada. Se evaluará el manejo de las enfermedades, el manejo durante el periodo de lactación, el manejo durante la transición, las medidas que existen entre compartimentos, líneas de trabajo y uso de equipos, y finalmente, la limpieza y desinfección en la granja.

Esta última, la limpieza y desinfección, es fundamental para controlar las enfermedades infecciosas en una granja y romper el ciclo de infección de los patógenos. Para ello es importante llevar a cabo los siguientes tres pasos:

  1. Limpieza a fondo.
  2. Desinfección a fondo.
  3. Permitir que las salas/naves se sequen durante un tiempo adecuado.

Es importante recordar que el protocolo de limpieza nunca podría tener éxito sin primero eliminar activamente toda la materia orgánica de las salas/naves. Cuando la limpieza es insuficiente y quedan agentes infecciosos en las salas/naves, esto puede generar muchos problemas en los animales del siguiente ciclo productivo. Por ejemplo, se ha demostrado que los cerdos se infectan después de pasar solo dos horas en una nave contaminada con Salmonella Typhimurium.

Un punto importante dentro del protocolo óptimo de limpieza y desinfección es monitorizar su eficacia, mediante un muestreo de las superficies que los utilizaremos como verificadores de la limpieza. Para realizar esta verificación de la limpieza, se pueden tomar muestras con la ayuda de gamuzas estériles en distintos puntos de las camisas de partos de las salas de maternidad (tabla 3). Estas toallitas se diluyen, y se ponen en un medio específico de cultivo para medir y cuantificar la presencia de contaminación bacteriana (enterobacterias) después de la limpieza y desinfección de las salas de maternidad. Los resultados se expresan en unidades formadoras de colonias (UFC)/cm². Además, esta monitorización de la limpieza y desinfección también se aplica para verificar el lavado de las cerdas antes de su entrada a la sala de partos. En este caso, se toman distintas toallitas en la cadena mamaria antes y después del lavado (figura 2).

Otro punto que destacar sería el uso de lava botas y baños de desinfección. Para evitar la propagación de patógenos a través del calzado, se pueden colocar lava botas y pediluvios con desinfectantes entre las diferentes salas o naves de la granja. Si estos pediluvios de desinfección no se utilizan y se mantienen de manera adecuada, realmente sería malgastar el dinero porque estos baños pueden incluso ser una posible vía de transmisión de agentes infeccioso. No obstante, para lograr una desinfección eficiente, la suciedad y las heces deben ser eliminadas de las botas con anticipación. Esto se puede hacer con un lava-botas y agua (preferiblemente agregando un detergente). A continuación, las botas deben colocarse en los pediluvios con una solución visualmente limpia con desinfectante. La concentración del desinfectante usado en los pediluvios, y la duración de la limpieza debe seguirse según las instrucciones del manual de desinfección. El desinfectante de los pediluvios debe renovarse a intervalos regulares, especialmente cuando el líquido se haya ensuciado visiblemente, ya que el contacto directo con material orgánico desactivaría el efecto del desinfectante.


Vacunación (prevención)

Como se ha comentado anteriormente, el concepto One Health tiene como objetivo la mejora de la salud de todos: humanos, animales y medio ambiente. Por tanto, las actuaciones o prevenciones sanitarias que se realicen en los animales, en este caso sobre el ganado porcino, tendrán un impacto positivo sobre la salud pública. Dentro de este abordaje global, es conveniente seguir una metodología de trabajo que consta de 4 fases (tabla 3).

1º. Diagnóstico inicial y monitorización de la situación sanitaria en la granja

En primer lugar, es importante realizar un diagnóstico de la situación inicial en la granja de origen, así como en las fases posteriores de transición y engorde. En este diagnóstico inicial se deben considerar los principales agentes patógenos que pueden afectar al ganado porcino y que se consideran zoonóticos como el virus de la influenza porcina, S. suis y/o Salmonella, así como aquellos que afectan exclusivamente a los cerdos (p.e. PRRS, PCV2, Mycoplasma hyopneumonaie), pero tienen un gran impacto tanto en la salud y bienestar de los animales, como en la productividad de la granja. De este modo, teniendo en cuenta la epidemiología de cada patógeno, se plantearía el muestreo más adecuado para poder así determinar la situación sanitaria.


2º. Control y prevención de las distintas enfermedades mediante un plan de trabajo

Tras la evaluación y determinación de la situación sanitaria inicial de la granja, se propondría un plan de trabajo y una metodología basada en soluciones preventivas, según las áreas de mejora detectadas.


3º. Monitorización periódica de la situación sanitaria tras la implementación de las medidas propuestas

A su vez, en el plan de trabajo se tiene que definir la monitorización sanitaria tras la implementación de las medidas acordadas. La monitorización y seguimiento del proyecto es un punto clave para el éxito de este, ya que como citaba el físico y matemático Thomson Kelvin “Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. Por ello, se deben planificar los muestreos con una periodicidad determinada, según el objetivo del proyecto, y recoger los datos más relevantes acordados previamente para determinar la evolución de la situación.


4º. Monitorización en el consumo de antimicrobianos para valorar el impacto de las medidas preventivas implementadas

Además de la recogida de los datos propuestos, es interesante monitorizar el consumo de antimicrobianos en la granja mediante el registro y cálculo del consumo en las unidades del informe ESVAC (mg/PCU). Los objetivos de esta monitorización son la concienciación del uso responsable y racional de los antibióticos, así como un parámetro a considerar tras la implantación de las herramientas y soluciones preventivas determinadas.

Referencias

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porcino.info Reducción del uso de antibióticos y óxido de cinc - Punto de vista práctico.