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Etiología y epidemiología del virus de la Influenza porcina

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Artículo publicado en Suis nº 168 - Junio 2020

Laura Garza, Carlos Casanovas, Sonia Cárceles, Salvador Oliver y David Espigares

Servicio Técnico Porcino CEVA Salud Animal


Introducción

La gripe porcina es una enfermedad respiratoria aguda que afecta a cerdos de todas edades con sintomatología y gravedad variable. El agente causal de este proceso es el virus de la gripe tipo A o virus de la gripe porcina (SIV, del inglés swine influenza virus), un patógeno respiratorio primario que por sí mismo causa enfermedad (Terebuh et al., 2010).

Asimismo, favorece la aparición de coinfecciones con otros agentes bacterianos secundarios, como Bordetella bronchiseptica y/o Streptococcus suis (Kowalczyik et al., 2014; Lin et al., 2015), y desempeña un importante papel en el complejo respiratorio porcino (CRP) ya que la coinfección con otros agentes implicados en el CRP, como Mycoplasma hyopneumoniae y/o el virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRSV), da lugar a un cuadro clínico más grave (Brockmeieret al., 2020.

La prevalencia de SIV es elevada a nivel mundial; los subtipos H1N1, H1N2 y H3N2 son los que más se detectan, aunque el linaje pandémico H1N1 también se ha mantenido en la población porcina (Van Reeth y Vicent, 2019). En España, distintos estudios indican que más del 90 % de las granjas son seropositivas a, como mínimo, un subtipo de SIV (Fraile et al., 2010; Simon-Grifé et al., 2011). Esta elevada seroprevalencia indica que los animales han estado en contacto con este virus en algún momento de su fase productiva, lo cual causa un impacto económico sobre distintos parámetros productivos según la forma clínica.

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Por ello, el objetivo de este artículo es revisar las estrategias diagnósticas disponibles para poder detectar si existe un problema y minimizar su impacto.

 

Diagnóstico clínico: ¿Que signos clínicos y lesiones pulmonares se asocian con SIV?

Como se ha comentado anteriormente, SIV puede afectar a cerdos de distintas edadtivas, con una gravedad variable. Por ello, el primer paso para realizar un diagnóstico adecuado es saber frente a qué presentación clínica nos encontramos: epidémica o endémica.


Forma epidémica

Los animales afectados presentan fiebre elevada(>40 °C), tos seca, disnea, secreciones nasales y lagrimales no purulentas, conjuntivitis, anorexia y apatía, entre otros. Estos signos clínicos se presentan en cerdos afectados de todas las edades. En cerdas reproductoras, la fiebre que genera la infección por SIV puede ocasionar un incremento de repeticiones, un descenso de la prolificidad y abortos en cerdas gestantes. El curso de esta forma clínica es muy agudo (5-7 días) y, aunque se puede observar un cierto porcentaje de bajas, la mayoría de los animales se recuperan si no hay complicaciones con otros patógenos.

En cuanto al impacto económico observado en esta presentación, al igual que la clínica presente, puede ser muy variable en función del estatus previo de la granja afectada.


Forma endémica

Esta presentación aparece en las granjas en las que existe una inmunidad previa frente al SIV y actualmente es la más habitual. Los signos clínicos son los mismos que los observados en la forma epidémica (fiebre >40 °C, tos, secreción nasal,…), pero la proporción de animales afectados al mismo tiempo es menor. Por tanto, es más complicado identificarlos. Cabe destacar que, en la forma endémica, la clínica respiratoria se observa habitualmente en lechones de 5-7 semanas de vida durante la fase de transición en forma de toses recurrentes en los distintos lotes. Por ello, las pérdidas económicas asociadas a la forma endémica se centran principalmente en la fase de transición, donde se estima una reducción en la eficiencia del crecimiento de los lechones de hasta un 30 % y un aumento en el porcentaje de bajas de aproximadamente un 1% (Holtkamp et al., 2005, 2008). No obstante, estos signos clínicos también se pueden observar de forma más temprana en lechones en lactación y en cerdas, principalmente en primerizas.

La lesión pulmonar causada por SIV en las dos formas clínicas consiste en la presencia de áreas de consolidación en los lóbulos pulmonares craneales y mediales, figura 1. Esta lesión es similar a la que se encuentra en infecciones causadas por Mycoplasma hyopneumoniae, Bordetella bronchiseptica y/o Pasteurella multocida, por lo que es necesario realizar un diagnóstico diferencial para identificar cuál es el agente involucrado. A nivel microscópico,en las infecciones por SIV se observa neumonía bronquiolo-intersticial con presencia de necrosis del epitelio bronquiolar.

Como en otras enfermedades, los signos clínicos asociados a la presencia de SIV no son exclusivos de este patógeno. Por ello, el diagnóstico clínico comentado se debe completar con la confirmación de la presencia y/o exposición al SIV mediante técnicas laboratoriales.


Diagnóstico laboratorial: ¿Cómo confirmar si el virus de la gripe está implicado en el proceso?

La confirmación de la implicación del SIV en el cuadro clínico observado puede tener distintos enfoques según si el objetivo es confirmar la sospecha clínica o realizar una monitorización epidemiológica. Por ello, el tipo de muestra y la pauta de muestreo, así como la técnica laboratorial a utilizar pueden ser diferentes en cada caso, figura 2.


Asociación clínica observada con detección presencia/exposición a SIV

Los animales a seleccionar para este abordaje diagnóstico son aquellos que presenten signos clínicos compatibles con gripe, especialmente fiebre (>40 °C). Por ello, es imprescindible tomar la temperatura rectal a los animales a muestrear con un termómetro, figura 3. Cabe comentar que la selección de los animales al inicio de la clínica es un punto clave para conseguir la detección del virus, ya que la corta excreción del virus (el pico de excreción se da entre el 3º y 5º día posinfección) hace complicada su detección mediante RT-PCR. En este caso, la muestra de elección es el hisopo nasal, figura 3, mediante la introducción del escobillón en ambos orificios durante unos 5 segundos. Además, a partir de esta muestra, se podría tipificar el subtipo de gripe detectado. Otro tipo de muestra que se puede utilizar para diagnosticar SIV es el lavado broncoalveolar. Esta muestra permite realizar diagnóstico diferencial ya que aporta información sobre otros patógenos presentes en el pulmón.

En el caso de que se observen bajas con lesiones pulmonares compatibles con SIV, otra muestra recomendable para la detección de este patógeno mediante RT-PCR es el pulmón. Asimismo, la presencia de SIV en pulmón se puede analizar mediante otras técnicas como el aislamiento en huevo embrionado de pollo o cultivo celular (Zhang y Gauger, 2014); o mediante inmunohistoquímica en el pulmón fijado en formol (Swenson et al.,2001). No obstante, estas últimas técnicas no son tan prácticas a nivel de campo ya que requieren más tiempo para obtener el resultado diagnóstico.

Otro tipo de muestra utilizada en el diagnóstico es la muestra de sangre para detección de anticuerpos frente a SIV. En este caso, la pauta de muestreo consistiría en tomar muestras pareadas de sangre, con 3-4 semanas de intervalo, para determinar si existe seroconversión (Deblanc et al., 2019). Esta seroconversión a SIV se puede detectar mediante las técnicas de ELISA, inhibición de la hemaglutinación (IHA) y seroneutralización (SN). La técnica ELISA se dirige a confirmar la presencia de anticuerpos frente a SIV, ya sean inducidos por la exposición al virus, los anticuerpos maternales o la vacunación. Por otro lado, la IHA y SN determinan la presencia de anticuerpos neutralizantes específicos frente al SIV y/o a un subtipo concreto (Van Reeth et al., 2006).

El diagnóstico mediante seroconversión podría ser útil en animales mayores a 6-7 semanas de vida (edad a la que desaparecen los anticuerpos maternales)y en cerdas de reposición de origen negativo a SIV (ELISA) o con un subtipo diferente al presente en la granja destino (IHA). Sin embargo, estos muestreos no suelen ser útiles para el diagnóstico de SIV en muchos casos, dado que la seroprevalencia es elevada en la mayoría de las granjas (Fraile et al., 2010). Además, el hecho de que en una misma granja pueden circular varios subtipos y linajes, así como que pueden existir reacciones cruzadas entre ellos, puede dificultar la interpretación de los resultados de la serología (Van Reeth y Vicent, 2019).


Monitorización epidemiológica

La monitorización de la gripe porcina tiene como objetivo detectar la circulación del SIV por RT-PCR, incluso cuando la prevalencia es baja (Romagosa et al., 2012). Las principales ventajas de las muestras utilizadas para monitorizar una granja es que permiten realizar un muestreo amplio de la población, son sencillas de obtener y son más económicas. Asimismo, a partir de estas muestras, también podemos conocer qué subtipo/s está circulando en la población (Spackman et al., 2002). Por otro lado, este tipo de muestreo no permite asociar la detección de SIV con los signos clínicos observados, aportando únicamente información sobre la situación epidemiológica.

Los tipos de muestras propuestas para realizar la monitorización de SIV en granja son los fluidos orales, las toallitas nasales y muestras ambientales (Panyasing et al., 2014, Edwards et al., 2014; Neira et al., 2016). Cabe comentar que la sensibilidad de detección con fluidos orales, se podría ver afectada en situaciones en las cuales la mayoría de animales presenten fiebre ya que los animales podrían no morder la cuerda. Por ello, recientemente, se han propuesto otro tipo de muestreos como las toallitas en ubre como una muestra sensible para detectar SIV en lactación (Garrido-Mantilla et al., 2019).

 

Conclusión

En conclusión, la gripe porcina es una de las principales enfermedades respiratorias en cerdos. Para realizar un diagnóstico adecuado, se requiere un diagnóstico clínico en granja para identificar la forma clínica ante la que nos encontramos y, posteriormente, una confirmación laboratorial mediante las pautas de muestreo y tipo de muestra más apropiadas para cada situación.