Valoración económica del impacto productivo de la influenza porcina
5 mayo, 2021Etiología y epidemiología del virus de la Influenza porcina
5 mayo, 2021Artículo publicado en Suis nº 171 - Octubre 2020
Carlos Piñero
Pigchamp Pro Europa S.L.
Imágenes cedidas por el autor
Introducción
Es conocida desde hace tiempo la capacidad de algunas bacterias causantes de zoonosis y resistentes a los antimicrobianos de transmitirse a la población humana, lo que puede dar lugar a enfermedades que no respondan eficazmente a los tratamientos (De Jong et al., 2009). Para intentar controlar esta situación, la industria de producción porcina está trabajando intensamente para promover un uso más racional de los antibióticos, ya sea mediante reglamentos nacionales (prácticamente todos los países de la UE tienen normativas a este respecto) o mediante las demandas y estándares de calidad de los clientes finales (minoristas, supermercados y consumidores). Sin embargo, la sanidad y el bienestar de los animales requieren un sistema altamente eficiente y económicamente sostenible para el control de las enfermedades, lo que incluye la necesidad de mantener el uso tanto de antibióticos como de vacunas, junto con medidas de manejo y bioseguridad asociadas.
Repercusión económica de la vacunación de influenza
Para valorar la repercusión económica de Estas acciones también están siendo coordinadas y promovidas por las instituciones a nivel global, regional y nacional. Así, se ha definido recientemente el Plan de Acción Mundial sobre la Resistencia a los Antimicrobianos para hacer frente a la aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), que amenaza a muchos de los Objetivos de Desarrollo Global sobre la sanidad, la seguridad alimentaria, el medioambiente y el desarrollo socioeconómico. Ha sido promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Internacional para el Control de Epizootías (OIE) en 2015 y refrendado en 2016, con una declaración política de alto nivel en la Asamblea General de las Naciones Unidas. En el mismo se compromete su aplicación práctica buscando proporcionar un sistema manejable que pueda facilitar la generación, recopilación y análisis de datos normalizados y fundamentar las políticas operacionales y estratégicas en la toma de decisiones sobre las RAM para los próximos 10 años. Sus otros objetivos clave incluyen aumentar la disponibilidad y la calidad de los datos sobre el uso y consumo de antimicrobianos, facilitar la consolidación de datos de múltiples orígenes y generar informes para los actores implicados a todos los niveles.
La posición de la Comisión Europea es muy clara a este respecto cuando definió su posición en 2015 en sus “Directrices para el uso prudente de los antimicrobianos en la medicina veterinaria” en cuanto a la necesidad de priorizar las acciones necesarias para el control de las RAM. Entre las acciones más importantes en estas directrices deben señalarse:
- Basar la prescripción en un diagnóstico realizado tras el examen clínico del animal por el veterinario.
- Utilizar la metafilaxis antimicrobiana solo cuando haya una necesidad real de tratamiento, justificando y documentando la misma.
- Evitar la profilaxis rutinaria y evitar los tratamientos por lotes prefiriendo siempre los tratamientos individuales por inyección.
Las directrices hacen especial énfasis en el registro de datos y su utilización posterior para la toma de decisiones fundamentadas incluyendo:
- Toda la información relativa a los animales, la causa y la naturaleza de la infección y la gama de productos antimicrobianos disponibles que deben tenerse en cuenta al tomar una decisión sobre el tratamiento antimicrobiano.
- La necesidad de volver a evaluar regularmente la terapia antimicrobiana utilizada para evitar la medicación innecesaria o fracasos terapéuticos.
- Monitorizar las cantidades utilizadas de antimicrobianos de forma continua, asegurando que se trata a los animales correctos, con la dosis adecuada y en la cantidad requerida.
- Identificar cada lote con un código único, con el nombre de la granja, el código, el número de animales y las fechas de entrada y salida.
Finalmente, las directrices también señalan la importancia de una comunicación fluida entre los productores y el veterinario que visita regularmente a los animales y conoce la historia y el estado sanitario de la granja, para permitirle poner en práctica las medidas de prevención oportunas.
¿Hemos realmente mejorado la sanidad en las dos últimas décadas?
La sanidad se ha definido como la capacidad de adaptarse y manejar desafíos físicos, mentales y sociales a lo largo de la vida (Hubert et al., 2011) y, en este sentido, es un requisito previo para que se pueda expresar el potencial genético de los animales. En producción porcina, y según esta definición, la sanidad no suele medirse directamente, sino en función de la mortalidad o del uso de medicamentos. Las enfermedades pueden ocasionar pérdidas directas por la mortalidad, pérdida de productividad, restricciones comerciales y reducción del valor de mercado. Frecuentemente llegan incluso a comprometer la seguridad alimentaria (Dehove et al., 2012). Por lo tanto, una sanidad deficiente se considera una limitación importante en la producción porcina actual, y puede ser el resultado de enfermedades infecciosas endémicas, epidémicas y zoonosis), de trastornos de la producción y de contaminantes ambientales (micotoxinas), siendo generalmente multifactorial.
Durante las últimas décadas, la sanidad porcina no ha mejorado paralelamente a otros aspectos de la producción como el aumento de la prolificidad o la mejora en los índices de conversión (Tani et al., 2018). Sigue habiendo muchas granjas en el mundo infectadas de manera endémica con enfermedades respiratorias, entéricas o patógenos sistémicos (Holtkamp et al., 2007) como el virus del síndrome reproductor y respiratorio porcino (PRRSv), circovirus porcino tipo 2, M. hyopneumoniae, gripe porcina, cepas patógenas de E. coli, L. intracellularis, A. pleuropneumoniae, Brachyspira spp. o Streptococcus spp. Las pérdidas han sido muy bien descritas en muchas de ellas por diferentes autores, tanto por animal, como a nivel nacional. En algunas de ellas, como la influenza, la importancia de su control se ve reforzada por tratarse de un patógeno (incluyendo la humana) en el que se ha detectado la aparición de múltiples variantes con la intensificación de la producción (Van Reeth y Vincent 2019). En general, y dentro de lo que se denomina “complejo respiratorio porcino”, que puede incluir la asociación de diferentes patógenos, incluyendo la influenza, las lesiones pulmonares (neumonía y pleuritis), son comunes en cerdos de engorde, con una prevalencia que varía entre el 10 % y el 50 % (Meyns et al., 2011) y que son comparables a las prevalencias obtenidas durante las últimas décadas (Christensen y Cullinane, 1990).
El impacto de la influenza en la reproducción
En este contexto, la influenza porcina es uno de los sectores más relevantes y probablemente más subestimados, tanto por su participación en problemas respiratorios, como por su impacto, menos descrito en la literatura, en la pérdida de rendimientos reproductivos. Tiene una elevada capacidad de difusión y puede ser transmitida tanto por personas infectadas como animales portadores, siendo las aves, y en particular las acuáticas, reservorios del virus. Los serotipos se diferencian en función de las proteínas de superficie denominadas “H” y “N”. Las tres cepas comunes que afectan al cerdo se describen como H1N1, H1N2 y H3N2, y existen cepas dentro de estos serotipos con diferente patogenicidad. El periodo de incubación de la enfermedad suele ser corto (24-48 h) y cuando el virus entra por primera vez en un lote de animales, suele generar un brote rápido con una clínica muy evidente (tos, fiebre, inapetencia y neumonía broncointersticial). Se sabe que la enfermedad afecta a la reproducción, aunque solo recientemente se ha podido cuantificar de una manera precisa. En un estudio reciente en 137 granjas alemanas que incluía un total de 60.153 cerdas (Gumbert et al., 2020) estudiaron el impacto en los principales parámetros reproductivos (repeticiones, abortos, nacidos vivos y muertos y destetados por cerda y año) tras la vacunación, estudiando las semanas anteriores y posteriores a la vacunación. Sus resultados fueron muy concluyentes, ya que en el 79,8 % de las granjas hubo un impacto negativo en la reproducción tras la aparición de síntomas clínicos, con la distribución que se muestra en la tabla 1. El estudio incluyó el efecto estacional, que no resultó ser significativo salvo para el mes de agosto y solo en cuanto a la mortalidad predestete. El tamaño de granja no influyó en los resultados. Parece claro que un estudio de este tipo, con un elevado número de granjas y animales, contribuye a explicar cuál es el impacto que podemos esperar de la influenza en los rendimientos reproductivos.
Por otra parte, los mecanismos de transmisión a la descendencia no están claros, ya que los lechones nacen libres de influenza en granjas infectadas endémicamente. Un trabajo reciente de la Universidad de Minnesota (Garrido-Mantilla et al., 2020) contribuye a aclararlo ya que los lechones parecen infectarse entre el nacimiento y el destete, puesto que los niveles de prevalencia comienzan a aumentar alrededor de las dos semanas de vida y pueden diseminarlo dentro de su propia camada o hacia otros animales tras el destete. Esto se debe a que la inmunidad maternal no es perfecta y, según estos mismos autores, entre un 25 y un 28 % de lechones son positivos al destete. El hallazgo más importante de estos autores fue demostrar la diseminación de la enfermedad a través de la piel de las ubres de las cerdas contaminadas con las secreciones oronasales, y por tanto, los acoplamientos y las cerdas nodrizas constituyen un factor de riesgo relevante a la hora de producir lechones positivos a influenza al destete.
En un estudio de diseño similar al de Gumbert et al. realizado en el Centro de Experimentación Porcino de Aguilafuente (España) con problemas de influenza se efectuó una vacunación a todas las reproductoras (Respiporc® FLU 3, Ceva Salud Animal). A continuación, se compararon los 5 meses anteriores a la vacunación (agosto-diciembre 2018) con los 5 siguientes tras la aplicación de la vacuna mediante un estudio longitudinal observacional. Se registró el impacto en los indicadores reproductivos, así como el impacto en los brotes respiratorios y tratamientos derivados en la fase de lechoneras. El estudio incluyó 460 cubriciones y se aplicó el test de Shapiro-Wilk para la normalidad de los grupos, la F de Fisher para la igualdad de varianzas y la t de Student para la comparación de los dos periodos (pre y posvacunación). Los resultados mostraron diferencias significativas en los indicadores que aparecen en la tabla 2.
El estudio no mostró diferencias en el resto de los parámetros estudiados, y solo resultaron de interés as diferencias numéricas en el porcentaje de abortos (3,4 % frente a 2,4 %) y el número de destetados por cerda y año (25,9 frente a 26,8) pre y posvacunación, respectivamente.
El impacto de la influenza en la sanidad de lechoneras y en el consumo de antibióticos
Finalmente, el estudio incluyó el seguimiento de los brotes respiratorios en lechoneras según el mismo diseño pre y posvacunal de las reproductoras. Los lechones no se vacunaron, sino que simplemente provenían o no de reproductoras vacunadas. Para el mismo se utilizó el sistema Sanitrax® para el control de enfermedades y tratamientos aplicados. Se trata de una aplicación sencilla para teléfono móvil que facilita enormemente la recogida de datos sanitarios y de uso de antibióticos desde la propia granja y que sigue todas las recomendaciones de las instituciones citadas anteriormente, ya que está diseñada la agregación de datos, la trazabilidad de todos los registros y el seguimiento sencillo de los animales a cargo del veterinario. La figura 1 muestra la pantalla de entrada para la recogida de los mismos y la figura 2 algunos de los informes ofrecidos.
A continuación, se muestra de manera gráfica la distribución de las patologías observadas en la granja antes y después de la vacunación (figuras 3 y 4), así como la evolución temporal de los brotes y tratamientos aplicados, sin tratamiento estadístico (figuras 5 y 6). Los problemas respiratorios en el periodo prevacunal aparecían principalmente en el posdestete temprano, entre los 28 y 35 días de vida, con algún repunte en torno a los 50 días de vida, como muestra la figura 5.
La figura 6 muestra la evolución de brotes patológicos en el periodo pre y posvacunal, siendo a partir de enero de 2019, cuando todos los lechones provenían de reproductoras vacunadas, el momento a partir del que se observa una disminución muy marcada de los brotes respiratorios.
En esos mismos periodos se controló el consumo de antibióticos dirigidos al control de procesos respiratorios y se observó una reducción muy notable en el uso de los mismos, que se traduce en 27,90 mg menos de antibiótico, que equivalen a 0,13 mg por animal entrado (tabla 3).
Conclusiones
Según los estudios recientes, el control de la influenza mediante la vacunación debe empezar por las cerdas reproductoras, debido al impacto negativo que la enfermedad genera en los principales indicadores reproductivos, a que la transmisión hacia el lechón debe intentar minimizarse controlando los movimientos de lechones entre cerdas, particularmente con las nodrizas, cuando hay brotes activos, y a que la vacunación de las reproductoras parece tener también un impacto positivo en la aparición de brotes respiratorios en su progenie en la fase de lechoneras, disminuyendo la prevalencia y la incidencia de la enfermedad en lechones provenientes de cerdas vacunadas. También, y como consecuencia, se disminuye en gran medida el consumo de antibióticos necesarios para controlarlos, lo que está alineado con las estrategias de las instituciones a nivel global y con los requerimientos del mercado.