Parvovirosis porcina
La Parvovirosis porcina es una de las mayores causas de fallos reproductivos a nivel mundial. El signo clínico más característico es sin duda la presencia de camadas con un elevado número de momificados en diferente estado de desarrollo, dependiendo del momento de la gestación durante la cual se produce la infección.
El agente causante de la enfermedad es el Parvovirus porcino, (PPV), virus ADN que puede infectar, por cualquier vía, y replicarse en cualquier cerdo susceptible pero los signos clínicos de la enfermedad únicamente se observan en las cerdas gestantes. La infección por PPV causa pérdidas reproductivas, caracterizadas por un incremento de los lechones mortinatos, momificados, muerte embrionaria e infertilidad. Los signos clínicos reproductivos se correlacionan con la fase de la gestación en la que ocurra la infección: día 0 a 6: el embrión está protegido por la zona pelúcida y no es susceptible de infectarse; día 6 a 35: muerte embrionaria y reabsorción de los fetos; día 35-70: muerte fetal y momificación; día 70-114: fetos inmunocompetentes que eliminan el virus.
La herramienta más práctica de prevención y control del PPV es la de mantener unos niveles de inmunidad elevados frente a la enfermedad con la vacunación periódica de las cerdas con vacunas comerciales basadas en un virus inactivado que evitan la enfermedad clínica. La revacunación regular de las hembras y verracos en intervalos de 4-6 meses es necesario para mantener una inmunidad protectiva de los animales.
Mal rojo porcino
El mal rojo o es una enfermedad zoonótica en la que la mayoría de los contagios se producen vía arañazos o heridas en la piel, sobre todo en aquellas personas cuyos trabajos están relacionados con el manejo de animales infectados.
El agente causal del mal rojo porcino es la bacteria Erysipelothrix rhusiopathiae, de la que se conocen hasta 28 serotipos, de los cuales se reconocen como patógenos el 1a, 1b y 2. La enfermedad pude presentarse de forma septicémica, con un cuadro clínico generalizado grave (letargia, apatía, anorexia, fiebre) en el que destaca la presencia de las placas de Talero, lesiones cutáneas con forma romboidal patognomónicas de esta enfermedad y que puede alcanzar hasta un 40% de mortalidad. Tras esta fase aguda, la enfermedad puede evolucionar a una forma subaguda y crónica en la que principalmente se observan signos de artritis y endocarditis.
La Erysipelothrix rhusiopathiae es susceptible a múltiples antibióticos, siendo la penicilina el primer tratamiento de elección. El tratamiento de las fases tempranas de la infección suele dar buenos resultados en las 24-36 horas siguientes. La prevención de la enfermedad se basa en el uso de bacterinas inactivadas frente a los serotipos 1 y/o 2 mediante inyección intramuscular, o mediante el uso de bacterinas atenuadas para el tratamiento masivo mediante el agua de bebida. La vacunación es generalmente efectiva y la duración de la inmunidad ronda los 6-12 meses.
Parvoruvax®
Parvoruvax® es una vacuna inactivada combinada para la inmunización activa frente a la parvovirosis porcina (cepa K22 de Parvovirus porcino) y el mal rojo porcino (Erysipelothrix rhusiopathiae serotipo 2) en cerdas y verracos de más de 6 meses de edad.
La primovacunación con dos inyecciones intramusculares (dosis 2 ml) separadas al menos 3-4 semanas, debe realizarse siempre en animales cuyos niveles de anticuerpos maternales sean bajos o no estén presentes (más de 6 meses de edad). Posteriormente, las revacunaciones pueden llevarse a cabo en cualquier momento de la gestación o lactación.