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La importancia de vacunar bien. Fallos vacunales

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¿Qué son las vacunas?

La organización Mundial de la Salud (O.M.S.) define a las vacunas como: “cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos”. Las vacunas estimulan la inmunidad activa de los animales, contribuyendo a su protección frente a enfermedades futuras.

La producción porcina de hoy en día no se entiende sin el uso de vacunas. En el mercado existen vacunas para luchar contra más de la mitad de las enfermedades infecciosas porcinas, y de la práctica totalidad de enfermedades cuando hablamos de enfermedades infecciosas de origen bacteriano. Por tanto, se puede decir que las vacunas son un elemento clave en el control de enfermedades a nivel de granja, si bien su eficacia no es infalible, pudiendo verse influenciada por otros elementos básicos como son el manejo de los animales; la organización de la producción; las instalaciones; la higiene de la explotación; el control de vectores; o el control de visitas y el personal.

En producción animal, las vacunas además de ser el método más eficaz para la prevención de enfermedades, son también el económicamente más rentable. El coste de las vacunas es claramente inferior al tratamiento de ciertas enfermedades, el cual puede ser muy elevado, como el de un brote agudo de enfermedades que cursan con elevadas mortalidades (pleuroneumonía porcina por ejemplo); o como el impacto lento de aquellas que afectan fundamentalmente a los índices productivos como la Neumonía enzoótica causada por Mycoplasma hyopneumoniae; e incluso en algunas enfermedades en las que la forma subclínica de la enfermedad puede llegar a ser incluso más perjudicial que la forma clínica como es la forma subclínica de la Circovirosis porcina causada por el PCV tipo 2.

Por otra parte, en un escenario de reducción de antibióticos, las vacunas son claramente elementos alternativos clave para el control de enfermedades. El uso de vacunas contribuye a reducir el consumo de antibióticos, con los beneficios asociados que esto conlleva respecto a minimización del riesgo de desarrollo de resistencias o el propio coste económico de los tratamientos.

En resumen, vacunar correctamente a nuestros animales es una inversión que ahorra mucho dinero a los productores porcinos.

 

A veces las vacunas "no funcionan":
Fallos vacunales

Cuando el efecto de las vacunas no está a la altura de las expectativas puestas en ellas (generalmente esperamos de ellas una eficacia siempre total), surge la duda sobre su efectividad. Pero en ocasiones, y a pesar de una correcta gestión de las expectativas, pueden ocurrir brotes inesperados atribuibles a la vacunación. A esta “falta de eficacia” en el control de la enfermedad es lo que se ha denominado fallos vacunales. En estos casos, la pregunta que debemos hacernos es ¿Ha fallado la vacuna, o le he hemos fallado nosotros a ella? Para intentar buscar las causas de estos fallos vacunales, podemos agruparlos en 3 grupos:

  1. Relacionados con la vacuna propiamente dicha
    • Naturaleza de la vacuna (viva vs inactivada)
    • Falta de eficacia por falta de antígeno
    • Fallos en la producción
    • Contaminación en producción
    • Caducidad de la vacuna
  2. Relacionados con el animal
    • Edad de vacunación (inmunidad pasiva)
    • Estado sanitario en el momento de la vacunación (inmunosuprimidos)
    • Variación biológica
    • Momento de la vacunación
  3. Relacionados con el manejo de la vacunación
    • Almacenamiento deficiente (frío/calor, oscuridad/luz solar, …)
    • Control de la fecha de caducidad de la vacuna
    • No vacunación del individuo o de un grupo de individuos
    • Vía de administración errónea o mala administración
    • Elección errónea del momento de vacunación
    • Elección errónea de la vacuna
    • No seguir las recomendaciones del fabricante (dosificación y revacunación)
    • Mezclas con otros productos como antibióticos
    • Higiene, estado y elección correcta del material asociado a la vacunación (agujas, jeringas,)
    • Tiempo de uso tras la reconstitución

La mayor parte de las causas de fallos vacunales dependen del manejo que realizamos de ellas una vez que han llegado a la explotación.

 

¿Qué ocurre si no vacunamos bien?

Vacunar bien no sólo consiste en una correcta aplicación del producto. Una correcta vacunación debe englobar todos los aspectos relacionados con las vacunas desde la llegada en frío a la granja, hasta la aplicación de la vacuna al animal en el momento más idóneo, pasando por el almacenamiento; reconstitución y atemperado; mantenimiento del material de vacunación; y seguimiento posterior de los animales. El no vacunar correctamente, tiene una serie de implicaciones tanto sobre la eficacia de la vacuna (fallos vacunales potenciales), el bienestar animal y por último, sobre la economía de la granja.

 

Impacto sobre la eficacia de las vacunas

Actualmente vivimos en un marco de producción porcina global que ha puesto de manifiesto cómo muchas de las enfermedades que afectan al cerdo están presentes a lo largo y ancho del globo en las diferentes regiones productoras de porcino. La elevada presencia del patógeno es un factor clave para el uso de vacunas en el control de dichas enfermedades, ya que, una mala vacunación puede traducirse directamente en la aparición de la enfermedad en nuestros animales.

Las vacunas son termolábiles y fotosensibles. Esto significa que un mal mantenimiento de la cadena de frío puede suponer la degradación de la estructura molecular de la vacuna, perdiendo su capacidad inmunógena y, por tanto, reduciendo su eficacia para proteger frente a los patógenos. Igualmente ocurre cuando se congelan.

Una de las características de las vacunas, es que no sólo cubren al animal vacunado, si no que ejercen una protección del grupo o inmunidad de rebaño. En aquellos casos en los que el equipo de vacunación lo compone una única persona o no se tienen claros los roles de cada uno, puede darse la situación de que el manejo, inmovilización y aplicación de las vacunas se vean afectados negativamente. Esto puede suponer una inmunización deficiente del grupo, insuficiente para proteger a aquellos animales que por sus características individuales no respondan adecuadamente a la vacuna, y por tanto se vean afectados por las enfermedades, a pesar de haber sido vacunados correctamente.

Cada dosis de vacuna está diseñada para aportar a cada animal una cantidad ajustada de antígeno. En ocasiones el material utilizado no está correctamente calibrado, por lo que puede no llegar a alcanzarse la cantidad de antígeno mínima para que el animal desarrolle una respuesta inmune competente para enfrentarse a la enfermedad, quedando por consiguiente mal protegido. El uso de un material adecuado y correctamente calibrado es clave para una correcta vacunación.

 

Impacto sobre el bienestar animal

Uno de los pilares básicos del bienestar animal es garantizar que los animales no sufren dolor, lesiones ni enfermedades, gracias a la prevención adecuada y/o a un diagnóstico y tratamientos rápidos. Las vacunas previenen enfermedades, pero, ¿Qué pasa con el dolor? Durante la sesión de vacunación se presentan situaciones en las que se causa dolor (inyección) y reacciones adversas, las cuales deben ser controladas para que tanto unas como el otro sean mínima causa de distrés para los animales.

Las agujas utilizadas para la vacunación, tienen una vida media útil de unos 15 pinchazos. Cuanto más se alarga el uso de las agujas, mayor es su desgaste, mayor es la pérdida del filo, peor es su capacidad para atravesar los tejidos y en definitiva, mayor es el perjuicio que causan a los animales que son inyectados con ellas, causándoles más dolor y mayor destrucción del tejido en el punto de inoculación (sangre más frecuente en el punto de inoculación).

En el sentido del bienestar animal, el atemperado de las vacunas (y de cualquier otro producto) es fundamental a la hora de mejorar la fluidez de las mismas y reducir el dolor y las reacciones adversas que se producen cuando la vacuna es inoculada directamente de la nevera. Dependiendo de la época del año, sacarlas un par de horas antes de la sesión de vacunación de la nevera puede no ser suficiente. Alcanzar una temperatura de unos 20-25 ºC antes de su inoculación es indispensable para el bienestar animal durante la vacunación.

 

Coste económico

Siempre se ha dicho que más vale prevenir que curar. Algunas enfermedades, como la Pleuroneumonía porcina causada por el Actinobacillus pleuropneumoniae, ha demostrado poder ser controlada eficazmente mediante el uso de vacunas. Esta es la clásica enfermedad multifactorial dónde un fallo vacunal a nivel individual puede dar lugar a una insuficiente protección inmunitaria por parte del animal y por tanto, resolverse con consecuencias fatales, tanto clínica, como económicamente. De aquí la importancia de vacunar con seguridad a cada uno de los animales. Otro ejemplo válido sería la Circovirosis porcina, dónde un error vacunal de unos cuantos animales puede conllevar a un empeoramiento generalizado del lote, con el empeoramiento de los datos productivos y el lastre económico asociado al lote, a pesar de que la mayor parte de los animales hubiesen sido bien vacunados. De ahí la importancia de vacunar correctamente a todo el efectivo.

Por último, aunque no menos importante, está la mala planificación de las sesiones de vacunación y el registro de las mismas. La preparación de una cantidad de dosis mayor de lo necesario puede acabar, en el mejor de los casos, con la pérdida económica de aquellas dosis que no sean utilizadas. En el peor de los casos, pueden ser utilizadas de nuevo a la semana siguiente, una vez que las vacunas han perdido toda su capacidad inmunógena y por tanto no estimularán de ninguna manera al sistema inmune de los animales. Sería como no vacunarlos.

El registro de las sesiones de vacunación puede no tener mayor importancia, si bien, cualquier fallo vacunal debe poder ser revisado, para lo cual es clave la trazabilidad de los productos. La aparición de faltas de eficacia en las vacunas debidas a defectos en la fabricación son aspectos que no debemos dejar pasar a la hora del control de la vacunación.

 

Vaccinomics es un servicio desarrollado por Ceva a partir de nuestra colaboración estrecha con las granjas, con el objetivo de difundir prácticas de vacunación correctas y respetuosas con los animales, asegurando una correcta vacunación de los lechones.

En el siguiente número desgranaremos más profundamente las acciones a llevar en granja para una mejora de la calidad de la vacunación.